
PUNTO DE CRUZ A HEBRA CONTADA
Hay una hipótesis que afirma que el origen de este arte se remonta a la milenaria cultura oriental, concretamente en China, donde se bordaban motivos en las vestimentas de los dignatarios de la corte que representaban el sol, la luna y el dragón.
En la Edad Media, dado el incremento del comercio con Oriente, se da una progresiva difusión del bordado por toda Europa. A principios del siglo XVI, aparece el bordado de hilos contados, obra de manos femeninas, realizado blanco sobre blanco, para adornar los linos de las iglesias, de las casas y de la vestimenta. Sus dibujos eran extremadamente sobrios, siendo muy importante durante el siglo XVII, dado el interés mostrado por los artistas de la época.
Tras un período general de decadencia, el bordado surge de nuevo, pero en formas y aplicaciones más prácticas y modestas; con el fin de ser transmitidas de generación en generación dentro de la sociedad campesina. Los bordados son aplicados a los trajes tradicionales, mantelerías, ornamentos de iglesias, ajuares domésticos y otros usos. Así el bordado pasará a formar parte de las prácticas de las clases de mayor nivel económico, hasta ser uno de los requisitos de la perfecta educación femenina a finales del siglo XIX y principios del XX.
A partir de la Guerra Civil Española la incertidumbre se apoderó de la producción. Además, el establecimiento en los archipiélagos portugueses de Madeira y Azores de casas exportadoras de bordados, hizo peligrar el bordado de canarios. Previamente, una real orden del 25 de junio de 1927 había abierto el mercado peninsular, habilitándose la aduana de Cádiz para la entrada y salida de los bordados canarios. Como la medida resultaba insuficiente, se insistió en habilitarla en Barcelona lo que sucedió en 1931. Las telas y los hilos fueron, a mediados del siglo XX el gran problema de las labores textiles, agravado por las dos guerras mundiales, al cortarse las importaciones de Irlanda, Bélgica, y Alemania. Si a ello se une la competencia oriental, intensificada en los últimos años. En nuestros días habría que resaltar la labor de continuidad de las Casas-Talleres de Artesanía de la Fedac y UPES de los Ayuntamientos donde se realizan toda una serie de puntos rescatados y transmitidos, que aseguran la pervivencia de labores consideradas perdidas u olvidadas.
Herramientas
Para bordar, tan solo se necesita una serie de útiles que caben en una cesta: una almohadilla, un bastidor o tambor, que es lo que sirve de base para la realización
de la tarea, unas tijeras, un dedal, un punzón, alfileres y agujas.

CALADOS
Son muchas las personas que no tiene una idea clara de que es lo que llamamos “calado” y “bordados”
Los mismos estudiosos, aun conociéndolos, contribuyen a esta confusión, porque mientras en un tratado se precisa que los “deshilados” son una de las formas del “bordado popular”, que tiene su origen en el uso de telas gruesas y rusticas en las que se tendía a contar u sacar hilos para facilitar la labor en otro se explica que existen dos tipos de “labores caladas”, los “bordados calados” y los “calados canarios” o “deshilados”
En ambos tratados se habla de adornos con “soles”, cuando aquí no se usa esa denominación, sino la de “flores”. Hablan del deshilado de “friso”, cuando aquí se dice “de randas”, o se dicen deshilado de “ventanas”, cuando aquí se dice” de agujeros”
Conviene aclarar que en los “calados” se forman los “agujeros” (“ventanas o huecos”) al comenzar el trabajo, “deshilando”, sacando los hilos de la urdimbre de la trama, tirando de ellos uno a uno. En los “bordados”, en cambio en la variedad “Rechelieu”, es al final, una vez terminada toda la labor de agua, cuando se “recortan”, por el revés, las telas sobrantes, con lo que aparecen los espacios huecos vacíos de tela pero adornados con el característico enrejado de presillas hechas “en el aire”, que da tanta vistosidad al trabajo.
El trabajo puede ser organizado por un “repartidor” o realizado “por cuenta propia”. Empieza en manos de una especialista con el “cortado de telas”. Otra realizará el “marcado”. Otra el “deshilado”. De las manos de ésta pasará a las de la “caladora”. Quizás intervengan otras manos para los “puntillos” y para el “lavado”. Otras realizaran los “retoques” y el “planchado”. Si es un trabajo “para repartidor”, será él o sus ayudantes el encargado de llevar los trabajos de una casa a otra, de una especialista a otra, hasta su terminación. Aunque sea “por cuenta propia” es probable que intervenga también alguna especialista, porque son raras las caladoras capaces de realizar todas las fases del trabajo.
Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura son las islas que producen casi todo el “calado” Del archipiélago. Se “cala” en la zona norte de Tenerife desde la Victoria a Buenavista y en el sur en El Escobonal y Fasnia. En Gran Canaria destacan Ingenio y Agüimes en el sur y Gáldar y Moya en el norte. En Fuerteventura, Lajares en el norte y Betancuria en el centro.

ROSETA
Las rosetas o rosas, son una labor que ha adquirido características propias en Canarias, concretamente en el Sur de la isla de Tenerife en la zona de Arona y Vilaflor, y en el centro de Lanzarote, en San Bartolomé, Teguise y Tinajo.
La principal de esas características es que se realizan sobre un “pique”, una almohadilla sólida, redonda, cuadrada, con la parte inferior y los costados de tela, pero con la superficie superior lisa y dura en la que se pueden clavar firmemente los alfileres que harán posible el trabajo. Esta superficie se hace con cuero. Los alfileres van puestos a la orilla de acuerdo con la forma del piqué y el diseño de la roseta.
Usando solamente la mano se va llevando el hilo de los alfileres de un lado a los del lado opuesto, y esto se repite con cada uno de ellos a lo largo de todo el contorno, hasta dejar formada una “urdimbre” básica sobre la cual, con el mismo hilo o con otros y con la ayuda de una aguja, se va haciendo los diferentes adornos peculiares de cada tipo de rosetas.

GANCHILLO O CROCHET
La palabra crochet es una palabra francesa que significa gancho.
El croché o ganchillo utiliza una aguja corta con la punta doblada que puede ser de metal, madera o plástico.
Consiste en pasar el hilo a través de una cadeneta y hacer diferentes puntos artísticos.
Ya en la antigüedad se han encontrado restos arqueológicos, escritos y pinturas, aunque no se conoce con exactitud el inicio de esta técnica.
Pero sabemos que ya se hacia esta labor en China, África, Arabia, Turquía, Francia, Escocia y de allí posiblemente pasó a nuestra tierra.
En Europa se popularizó durante el S.XVIII y se convirtió en una próspera industria casera, en especial en Irlanda y norte de Francia ayudando a la economía familiar,
tras los desastres de guerras y malas cosechas, las mujeres y niños tejían ropa y mantas para conseguir ingresos.
En China hacían esculturas de muñecos, de ahí el origen del "amigurumi."
Los turcos lo utilizaban para realizar sus populares gorros.
En Italia lo popularizaron las monjas, que tejían ropa para la Iglesia y le llamaban "tejido de monja".
Actualmente sigue siendo muy popular y se hacen multitud de labores para el hogar e indumentaria, con muy diferentes hilos que pueden ser de: algodón, hilo, seda y con trapillo (tiras de tela) hechas con retales.

GANCHILLO DE HORQUILLA
Tejer a crochet con horquilla es una técnica que tiene sus secretos. Tejer a crochet con horquilla
Comenzamos con un nudo corredizo como para el ganchillo normal, una cadeneta. Llevamos la hebra de delante a atrás sobre el lado derecho de nuestra horquilla.
Sujetas el nudo entre los dedos pulgar y corazón de la mano izquierda.
Con el ganchillo, coges la hebra y la pasas por la cadeneta que hemos hecho al principio.
Pasa el ganchillo entre los dos brazos hacia atrás y gira la horquilla de derecha a izquierda, siempre en el sentido de las agujas del reloj, de modo que la hebra
envuelva el otro brazo, ahora a la derecha.
Mete el ganchillo de abajo a arriba en la hebra anterior del lado izquierdo, toma la hebra, saca una anilla, cierra los dos anillos del ganchillo juntos.
vuelve a llevar el ganchillo hacia atrás y gira la horquilla de derecha a izquierda.
Ahora prende en la hebra anterior del lazo de la izquierda y teje 1 punto bajo. Sigue trabajando así hasta llegar a la parte de arriba de la horquilla.
Se deslizará la tira hacia abajo, menos las últimas vueltas, dejas espacio para seguir tejiendo.

CORDON DE GANCHILLO
Ya en la antigüedad se han encontrado restos arqueológicos, escritos y pinturas, aunque no se conoce con exactitud el inicio de esta técnica.
Pero sabemos que ya se hacia esta labor en China, África, Arabia, Turquía, Francia, Escocia y de allí posiblemente pasó a nuestra tierra.
Según Annie Potter, estudioso del croché o ganchillo, como lo conocemos, posiblemente fue desarrollado durante el S. XVI y se le llamaba "cordón de cadena."

BORDADOS
La Palma es la isla de los bordados, aunque también se hagan un poco en Tenerife, La Gomera, El Hierro, y Gran Canaria, siendo La Palma donde se ha desarrollado una importante producción con al que se sigue manteniendo el más completo sistema de exportación de labores artesanas que queda en el archipiélago.
El más conocido y que ha alcanzado mayor prestigio es el “richelieu”. Llamado vulgarmente “reche” que es el que lleva ese recortado de telas que citamos al explicar las diferencias entre calado y bordado.
Hay otros en los que no se recortan las telas, y el trabajo consiste en relieves realizado a “realce” y “puntos perdidos o indefinidos”.
Están también los bordados en los trajes típicos. En las camisas, blusas y faldas de La Palma se emplea el “punto de cruz” con hilo negro.
En los justillos de mujer y chalecos y pantalones de Tenerife aparecen hilos de todos los colores usados en “matiz”, “realce” o “rococó” formando claveles, amapolas, cardos, espigas, “espina de sardina”, etc.
La producción de mantelerías está normalmente organizada por las “casas de bordados” que empiezan por encargar el “dibujo en papel” al especialista que hace el “perforado del papel”; de éste pasa al que hace el “corte de tela” y el “cisnado”. Las telas cisnadas son entregadas a una “agencia” que las lleva a la bordadora, recogiéndolas una vez bordadas y devolviéndolas a la “casa de bordados” que se ocupará de disponer los “retoques” necesarios, el “lavado”, al que siguen el “recortado”, si se trata de un bordado “reche”, y el “planchado”
En la producción de trajes típicos la forma de trabajo suele ser “por cuenta propia” o por “encargo” de un particular a una artesana o de una artesana a otra.

ENCAJES - FRIVOLITE
En la artesanía popular canaria parece que únicamente tienen significación en “Punto de Aguja” o “Encaje de Vilaflor”, que solo se hace en este pueblo de Tenerife, y el “Frivolité”, que encontramos principalmente en algunos puntos de La Palma y en San Bartolomé, de Lanzarote.
El “encaje de bolillos” lo hacen algunas artesanas aisladamente, casi siempre como labor aprendida en sus tareas escolares, y no se considera por ello una labor “canaria”.
El “punto de aguja” o “encaje de Vilaflor”, en cambio, comienza hacia finales del siglo XIX, cuando una señora “inglesa” fijó allí su residencia y enseñó a varias jóvenes del pueblo, que adquirieron pronto la maestría que el oficio arraigó fuertemente, convirtiéndose al cabo de cuatro generaciones en una prestigiosa tradición popular, aunque por su dificultad y escaso rendimiento económico solo sea practicando actualmente por cuatro o cinco artesanas.
El trabajo comienza dibujando sobre un papel trasparente el motivo que se quiere realizar. Dicho papel se coloca sobre un trozo de tela muy almidonada, teniendo cuidado de que el dibujo quede hacia abajo para que no manche al futuro encaje. Previamente ha debido prepararse un fino “cordón” hecho a crochet y, al sujetarlo con un hilván sobre las líneas del dibujo que se trasparentan en el papel, quedan unidos el “cordón”, el papel, y la tela almidonada.
Se procede entonces al “paleado”, que consiste en llenar con una red de presillas todos los espacios secundarios y, una vez terminado éste, al “calado” del interior de las flores, gajos u otros adornos que constituyen los espacios principales. Este “calado” es un conjunto de variados y microscópicos nudos, realizados “en el aire”, que no tienen nada que ver con el calado de los deshilados.
El trabajo acaba al cortar los hilos del hilván, con lo que queda suelto el “encaje”.
Los útiles empleados han sido una aguja de crochet fina para el “cordón”, y una simple aguja de coser para el “paleado” y el “calado”.
El encaje “frivolite” es más conocido, aunque tampoco se haga mucho ahora. Los únicos elementos que se precisan son el hilo y una pequeña “lanzadera” llamada “naveta”.

AMIGURUMIS
Los amigurumis son muñecos tejidos a mano mediante la técnica del crochet o ganchillo.
La palabra crochet es una palabra francesa que significa gancho. El croché o ganchillo utiliza una aguja corta con la punta doblada que puede ser de metal, madera o plástico.
Consiste en pasar el hilo a través de una cadeneta y hacer diferentes puntos artísticos. Ya en la antigüedad se han encontrado restos arqueológicos, escritos y pinturas aunque no se conoce con exactitud el inicio de esta técnica. Pero sabemos que ya se hacia esta labor en China, África, Arabia, Turquía, Francia, Escocia y de allí posiblemente pasó a nuestra tierra.
